
Proclama Reivindicativa – UNATRA –
Publicado de Germán González en General · Miercoles 30 Abr 2025 · 6:00
30 De Abril – Día Del Trabajador Rural
Este 30 de abril volvemos a levantar nuestras banderas por derechos postergados, para que el trabajador rural deje de ser tratado como un trabajador de segunda.
1. Igualdad en el acceso a prestaciones sociales.
Exigimos igualdad en el acceso al seguro de desempleo. Mientras un trabajador común accede con 150 jornales o 6 meses continuos, a nosotros se nos exige 225 o 9 meses continuos. Esta discriminación debe terminar.
2. Tratamiento especial en la próxima ronda del Consejo de Salarios
Fue parte de la plataforma electoral del actual gobierno mejorar los salarios más bajos. La mayoría de los trabajadores rurales ganan entre 25.000 y 30.000 pesos por mes, y recién en enero de este año logramos recuperar lo perdido en el año puente de la pandemia. Es hora de un aumento real y sostenido.
3. Fortalecimiento del control en salud y seguridad laboral
Valoramos los avances desde el cambio de gobierno, pero siguen siendo insuficientes. Persisten las muertes en el sector por falta de fiscalización. Reclamamos un mayor despliegue de controles y presencia del Estado.
4. Combate efectivo a la informalidad
El sector rural concentra uno de los mayores porcentajes de informalidad laboral. Si no se actúa hoy, en pocos años enfrentaremos un drama social con miles de trabajadores que no podrán jubilarse. El Estado debe intervenir con urgencia.
5. Tratamiento especial en la reforma de la seguridad social
Estamos de acuerdo en bajar la edad jubilatoria, pero en el Sector Rural históricamente hemos planteado una jubilación a los 55 años, por las condiciones de trabajo y desgaste físico. No aceptamos que se nos mida con la misma vara que a otros sectores.
6. Revisión del trabajo a destajo en la próxima ronda salarial
En el sector rural, especialmente en la producción granjera y frutícola como el citrus, el trabajo a destajo es una práctica extendida. Esto significa que muchas veces los trabajadores no tienen garantizado un salario mínimo mensual, sino que dependen exclusivamente de la cantidad de producción realizada, sin control real sobre las condiciones de trabajo ni sobre los factores climáticos o comerciales que afectan el rendimiento.
Exigimos que en esta próxima ronda del Consejo de Salarios se instale una discusión seria y profunda sobre el valor de los destajos. No puede haber más trabajadores que cobren sueldos por debajo del mínimo nacional o que vean vulnerados sus Derechos Laborales Básicos. Queremos un sistema transparente, con parámetros justos y regulaciones claras, que contemple descansos pagos, tiempos muertos y límites al Trabajo Infantil Encubierto.
7. El trabajo nos sigue costando vidas
A pesar de los avances normativos, el Trabajo Rural sigue siendo uno de los más peligrosos del país. Encabezamos las estadísticas de accidentes fatales, muchos de ellos evitables si existiera un verdadero compromiso estatal y empresarial con la salud y la seguridad en el trabajo.
Los controles son insuficientes, los protocolos no se cumplen, y los trabajadores no reciben formación ni equipos de protección adecuados. Esto no es una casualidad: es la consecuencia directa del abandono histórico al que ha sido sometido el campo y sus trabajadores. No podemos seguir permitiendo que la producción de alimentos se pague con la vida de nuestros compañeros.
Exigimos un plan de fiscalización real, con presencia continua del Estado, sanciones efectivas a los empleadores que no cumplan y una inversión sostenida en prevención, capacitación y seguridad.
8. La persecución sindical está a la orden del día
En el medio rural, sindicalizarse sigue siendo una amenaza. Muchos compañeros y compañeras son perseguidos por el simple hecho de organizarse, de reclamar por un salario justo o por condiciones de trabajo dignas. Hay casos de despidos, listas negras, traslados forzados y presiones constantes para desarmar los sindicatos nacientes.
Esto no solo atenta contra los derechos laborales, sino también contra la democracia y la libertad sindical. Lo decimos con claridad: no vamos a retroceder.
Defendemos el derecho a organizarnos, a ser parte de un sindicato, a negociar colectivamente y a alzar la voz sin miedo. Y denunciamos públicamente a quienes utilizan el poder económico para aplastar a los trabajadores. Vamos a seguir luchando, en cada predio y en cada rincón del país, para que ningún trabajador más sea castigado por defender sus derechos.
9. Acceso a la viviendaLos trabajadores rurales asalariados viven, en su mayoría, en condiciones de alta vulnerabilidad. Muchos habitan en zonas periféricas sin servicios, en asentamientos informales o en viviendas precarias dentro de los propios establecimientos rurales.
Reclamamos un programa nacional de vivienda rural para asalariados, ejecutado por MEVIR, que contemple las particularidades de nuestro trabajo y nuestras familias. No exigimos viviendas en el lugar de trabajo, sino viviendas dignas donde poder criar a nuestros hijos con dignidad, cerca de escuelas, servicios básicos y centros de salud.
10. Hacia un Sistema Nacional de Cuidados justo y ajustado a la realidad de las y los trabajadoresEn la actualidad, no existe un sistema de cuidados que contemple verdaderamente la realidad de miles de trabajadoras y trabajadores, especialmente en los sectores populares y rurales. Nuestras compañeras y compañeros deben dejar a sus hijas e hijos al cuidado de niñeras mal remuneradas, familiares, o incluso hermanos mayores, debido a los bajos ingresos y la falta de opciones públicas accesibles y adecuadas.
Proponemos avanzar hacia un Sistema Nacional de Cuidados que responda a la realidad diaria de quienes trabajan, garantizando el acceso universal y sin distinciones a servicios de calidad. Esto implica extender y adaptar los centros de atención como CAIF, guarderías y otros dispositivos de cuidado, para que cubran la totalidad de la jornada laboral —desde el ingreso temprano (por ejemplo, a las 6:00 a.m.) hasta la salida luego de 8 o incluso 10 horas de trabajo—, y que funcionen con criterios de justicia social, territorial y de género.
Este sistema deberá estar integrado a las políticas de empleo, salud, educación y protección social, asegurando que cuidar no sea un privilegio, sino un derecho garantizado por el Estado.
Este 30 de abril no es un día cualquiera. Es un día para que el país escuche lo que tantas veces se ha querido callar. Nuestros reclamos no son nuevos, pero son más urgentes que nunca. Exigimos que se nos reconozca como lo que somos: trabajadores y trabajadoras esenciales, con derechos plenos. No pedimos privilegios, pedimos justicia.
Por nuestras familias, por nuestros compañeros y por el futuro del trabajo rural, hoy volvemos a levantar nuestras banderas. Que nadie se haga el sordo. Vamos a seguir luchando.
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